Murieron de hambre
o quizás se marcharon,
acosados por las piedras
cruzando el río.
Tú, sin embargo esperas
Feroz, paciente, lejos
a mis ojos llega el empaño
encarnado de tu boca
el húmedo calor de tus
colmillos.
Y soy contigo huesos, loba
Mis huesos tuyos.
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