10 marzo 2007

Ana

Ana lleva en su rostro la cicatriz, y el silencio.

En sus presos bolsillos acarrea el vacío arrebatador
de los cadáveres.
La ilusión de lo que fueron sus manos, si lo fueron.

Ahogado grito, lacerante mutismo.

Ana transporta una mueca, una sonrisa
clavada a dentelladas, o arañazos.

Ana no sabe más vivir, no lo comprende.

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