21 septiembre 2011

Isabel Escudero

Cuando la escuché por primera vez me dejó embobada con ese magnetismo hondo y terroso que más que sentirse se averigua en algunas mujeres maestras. Fue una noche estupenda por aquí pero olvidé su nombre, aunque no su voz y su cara, y no se supo más hasta hoy, que una amiga ha publicado una frasecilla que me ha hecho sonar un timbre, y... ¡Aquí hemos llegado!


De coser y cantar (1984) salen estas maravillas a medio camino entre el haiku y el dicho popular:


Cuanto te digo "te quiero",
lo que te quiero decir
es que aún me lo creo.




Te doy amor a raudales
y vas tú como un mendigo
pidiéndolo por las calles.




Manos,
manos obscenas
para las niñas buenas.




Bien quisiera perderme
yo de mí misma,
pero en seguida me encuentro
perdida.




Cuando se vaya el Amor,
me haré a la mar, corazón;
que en el hombre hay dos empeños:
despierto, el Mar,
y el Amor, en sueños.




El la quería palpar
pero ella era
audiovisual.




Y mi favorita de hoy que es:


Yo sé de mí que moriré algún día:
si no lo supiera,
no moriría.


Y es que lo que creemos que sabemos nos marca casi más que lo que ocurre en realidad. Si es que hay una realidad más allá de lo que creemos que hay...

5 comentarios:

Alma dijo...

¡Exacto! ¡Eso es! Esa última vez me la dijo una vez mi padre y me quedé parada también, sí... la consciencia como límite :)

Iris dijo...

:* ¡Bonica!

Alma dijo...

oootra vez mal escrito, no tengo arreglo :)

Flor de Sueño dijo...

laaa lecheee!!! Ö (si lo sé, es un comentario poco profundo, es que creo que tengo que interiorizarlo un poco, que me ha pillado en el momento justo, jeje).

Iris dijo...

:D ¡Bien está eso!