Dicen que de su ancho jubón
sale una sombra húmeda y brumosa,
que sus ojos son azul grisáceo,
como la nube que rompe a llorar.
Yo no pude verlo,
Pero escuché a los hombres rotos por el desierto
curtidos y deseosos de milagros
besar la tierra, tan seca como ellos,
que aquel hombre pisaba.
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