30 julio 2011

Quise enterarme un día


Yo quise enterarme un día de todo
como me gusta el tiempo no me dí prisa,
tienes un mes, me dije,
en intensivo
y luego una vida entera para las pequeñas cosas.

Así que un mes,
relajada a veces porque aún había tiempo
porque parecía que el mar común
acercaba las cosas.
La comida con pan y aceite,
la verdura, el agua de los pipos,
sandías, melones, higos,
y ojos grandes.

Otras veces tensa,
durante horas, si quiera traducían
dos minutos, bebía silencios
llenos de palabras extrañas.
El hamman un sólo día,
no deben verte con el perro,
el primero es el más importante
de mis hijos.

En ese mes la nostalgia
salía del nácar brillante en la madera
para quedarse en el roble de mis dedos.
Cantando un amor desterrado
pasión que maquilla una sima
de misterios.


En mi avión de ida iba un hombre
para ser juzgado. No recuerdo su nombre,
se que iba porque me acompañaba alguien importante
y él me lo dijo.
Me hubiera gustado hablar con él,
pero no pude, no creo que nadie pueda hacerlo ya.
En el avión de vuelta aquel pensamiento molía mi cabeza.
Eso también ocurre en tu país, escuché.
Y lo escucho todavía en el recuerdo.

Todo el mundo que encontré,
en todas partes,
sin contar lo del idioma en pequeños círculos,
fue una delicia,
amable, cortés, solícito.
Además, me invitaron a todo,
aquella persona importante me cuidó como a una rosa.
También volvía muy agradecida.

Hice amigos, años después me visitaron.
Los quiero mucho.

No hablamos del gobierno de todas formas.
Es complicado.
Creo entender que se sienten cómodos con la democracia,
pero no se sienten libres.
Me duele.

Ahora su gente desaparece, huye.
Escucho el nombre de su pueblo y no es una postal
no es un correo, no es una foto sonriente en el museo arqueológico.
Yo quisiera estar más cerca pero estoy más lejos.

Todo está bien me dicen,
y hay 3000 desaparecidos.









No hay comentarios: