15 noviembre 2011

Despierta el Clan


Una campana que rompe los sueños
un canto al clarear
la brisa leve que aviva la llama
nos hace despertar.


Coge tus cosas y ponlas al hombro
comenzamos a andar
entre los valles y entre las montañas
va caminando un Clan.


Un viejo son, indefinida la canción, 
 voy renaciendo en mí la tierra paso a paso;
desde que el sol marcó el camino a mi bordón
viajeros somos dos, hasta el ocaso.

Sierras y mar se van abriendo a nuestro andar
y nos saludan los olivos centenarios,
¡tanto esperar que el cielo se ponga a llorar
para poder saciar la sed del campo!.

En la laguna del pico más alto
tiene su nido el Clan,
sólo lo encuentran aquellos que cambian
odio por amistad.
Y aunque naveguen los ríos sedientos
en busca de la mar,
vendemos agua que beben los hombres
que aman la libertad.

Vengo juglar de los caminos a ofrecer
un rato de conversación y un par de manos,
que hay que crecer y que crecer es trabajar
hasta que no resistan más los brazos.
Hay una flor, llevo semillas de una flor
que si la siembras labrador de madrugada,
hay una flor, en cada cual hay una flor
que te propone ser mejor cada mañana.

 Ya la campana se escucha lejana
con el atardecer;
un viejo cuento en torno a la hoguera
nos hace renacer.
Con el rocío callaron las sombras
duermen sin advertir,
que hay una Flor que amanece a la vida,
que hay una Flor de Lís.

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En esta entrada, ni la foto que es de aquí ni la canción, que es una canción que se escribió en el grupo scout Poseidón para un festival y forma parte de mis canciones favoritas desde hace mucho son mías.


Pero si por un rato os ha bañado la luz sanadora del lorenzo más picante en las mañanas escarchadas de noviembre, entonces la originalidad no vale tanto. Esta mañana estaban heladas las hojas de mi camino, y el sol más blanco que amarillo me ha estallado en el pecho con esta letrilla... 

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